20 de marzo de 2012

Emgesa detrás del Sumapaz [Video: La vida no se represa.]

La muntinacional española Emgesa pretende construir una hidroeléctrica en la páramo más grande del mundo: Sumapaz. Este megaproyecto, como en el caso del Quimbo en el Huila, genera unos grandes daños e impactos ambientales, económicos, culturales y sociales en la región. 

Cient@s de campesin@s se han manifestado contra estas iniciativas asegurando que no les ofrecen ningún tipo de beneficio y que no están dispuest@s a abandonar el territorio ancestral generador de gran parte de las riquezas hídricas del país.

Este documental muestra una parte de este proceso que lleva más de una década en el que esta empresa intenta sacar adelante la producción de energía (para exportación), por encima del medio ambiente y las tradiciones campesinas de nuestro territorio muisca.

17 de marzo de 2012

Marcha en memoria de Luisa F. Bernal. [Crónica]


EL LA UPZ LA FLORA DE LA LOCALIDAD DE USME SE CAMINÓ LA VIDA 

Por: Iván Arturo Torres Aranguren
Coordinador Social
Programa Sur de Convivencia
Secretaría de Hábitat

Por estas calles que un día fueron un río de gentes, un mar de palabras, oleajes de abrazos, saludos, consignas, manifestaciones pacificas, teatro y rumba, por estas calles entre fatiga y sollozos se empina una dignidad rebelde que entre sueños y amargas esperas reclama sin desmayo por todos los ausentes.
Orinzon Perdomo.
El viernes 24 de febrero, en la UPZ 52 de la Localidad de Usme, el día amaneció bien claro y el cielo se fue tiñendo de un azul intenso. El tiempo se desleía silente, las horas pasaban con su calma habitual y la pasividad del paisaje contrastaba con el alboroto que se percibía en las calles. Los estudiantes con su uniforme de colores deambulaban de un lugar a otro; los mayores con su paso pausado pero firme se aprestaban a sumarse a la jornada y las mujeres revoloteaban en las casas alborotando a los hijos, a los compañeros, a los vecinos, invitándolos a todos a cumplir una de aquellas citas que muchos quisieran no tener que volver a cumplir.

A las nueve de la mañana el sol se había desperezado por completo y cientos de habitantes habían salido de sus casas para cumplir la cita. En el parque del barrio Juan Rey, junto al CAI de la Policía Nacional, un puñado de jóvenes acomodaban unos ladrillos blancos formando un cementerio simbólico que recordaba a grandes y a chicos los nombres de un sinnúmero de vidas segadas tempranamente a causa del odio, de la venganza y de la intolerancia. Los transeúntes, un tanto despistados, se acercaban para contemplar aquellos nombres, para preguntar y enterarse de lo que estaba pasando, mientras que cientos de habitantes del sector se agolpaban en el lugar que habían convenido con los líderes de sus barrios unos días atrás.

A las diez en punto la gente se empezó a acomodar sobre la carretera que conecta a San Cristóbal con Usme, una franja de asfalto que se desliza como una serpiente oscura, la misma que años atrás era utilizada por quienes iban de Bogotá hacia el Llano. La gente dice que aquellos fueron sus mejores tiempos, y que fueron también los días en que se poblaron muchos de los barrios que hoy se aprecian en los bordes de los cerros, un sin fin de casitas construidas en medio de un paisaje quebradizo y frío, casitas habitadas por gentes venidas de todas partes del país, gentes luchadoras que por mucho tiempo han estado insistiendo, empujando, reclamando, peleando, para que esa ciudad que sienten rugir día a día los haga sentir por fin como a cualquiera de sus hijos.

La Flora es una niña huérfana. Según consta en el Decreto distrital No. 400 de 2006, nació el 25 de septiembre del mismo año y se encuentra enclavada en el borde sur-oriental de la ciudad. Se dice que nació tan frágil que se le declaró en cuidados intensivos desde el instante mismo en que vio la luz, y que a pesar de haber sido considerada un área prioritaria de Mejoramiento Integral, aún presenta muchas de las dolencias que le diagnosticaron en sus primeros días.

La vía que conecta a La Flora con el resto de la ciudad no tiene andenes, así que grandes y chicos tienen que caminar cotidianamente por la orilla de la carretera, esquivando carros y exponiendo la vida. La escena del día de hoy hace evocar las procesiones que se organizan en Semana Santa. Centenares de hombres y mujeres jóvenes se hacen presentes. La mayoría visten camisas blancas, aunque hay más de uno que de seguro desempolvó la bandera que su mamá acostumbra a amarrar al palo de la escoba para ponerla a ondear en el frente de la casa durante las fiestas patrias, para envolverse en ella. Los niños caminan en fila agitan unas banderitas blancas construidas en papel. Un grupo de teatreros, trepados en sus zancos de madera, portan una bandera de Colombia que han convertido en pancarta para exigir respeto por la vida, y un sin fin de mujeres, vistiendo camisetas negras, caminan en silencio, incitando a quienes las miran a leer la inscripción que llevan impresa en sus pechos con pintura blanca: ¡LUISA FERNANDA SOY YO!
“Hoy, por estas calles solas, he visto pasar una multitud de cuerpos enteros y resplandecientes, rostros de viva alegría y refinada esperanza, cuerpos cuya imagen es la huella de la tortura, gentes que llevan aterida en su mirada el agudo dolor de los cuerpos mutilados, multitudes que desde el silencio o la palabra rebelde reclaman sin desmayo por todos los ausentes, los que aún continúan en nuestra memoria, así no vivan ya físicamente entre nosotros”.
Luisa Fernanda Bernal, era una niña de 16 años de edad, estudiaba en la Institución Educativa Distrital Gabriel García Márquez y vivía en el barrio Juan José Rondón, ubicado en la UPZ 52 La Flora, en la Localidad de Usme. Como todas las jovencitas de sus edad, y mucho más entre aquellas que desde niñas no han podido gozar de los más mínimos derechos, soñaba con estudiar, con salir adelante, con esforzarse y ganar la pelea que su mamá había entablado con la adversidad desde los días de su juventud, su sueño era poder darle a su madre una vida mejor de la que inexplicablemente le había tocado vivir.

La joven salió de su casa el viernes 27 de enero y no regresó nunca más. Su mamá la anduvo buscando, preguntando por ella, pero nadie le dio razón. Vecinos del sector se tropezaron con su cuerpo el lunes 30 de enero, la hallaron junto a una cerca, abandonada en medio de un potrero ubicado a escasos metros del que en vida fuera su colegio. Fieras salvajes se habían ensañado con ella. Seres despiadados la habían despedazado y habían tratado de arrancarle hasta la más mínima huella de humanidad. Su cuerpo evidenciaba que había sido sometida con altas dosis de sevicia.

El hecho causó gran conmoción entre sus compañeros del colegio, entre sus vecinos y entre la comunidad en general. Muchos y muchas sintieron vergüenza e indignación. Muchos y muchas sintieron rabia e impotencia. Muchos y muchas alzaron su mirada hacia el cielo, voltearon a ver a su alrededor, observaron la ciudad que se erigía ante sus ojos y no pudieron contener las lágrimas, apretar los puños, levantar una plegaria y sentir el abandono de la justicia… 

La escena se había repetido meses atrás. El 26 de abril de 2011, DIANA MARCELA GIL MUÑOZ, otra jovencita de 17 años, había sufrido la misma. El patrón del crimen fue exactamente el mismo. La niña salió de su casa, desapareció durante uno o dos días y apareció sin vida, abandonada en algún potrero relativamente cerca de su casa. El cuerpo de Diana Marcela evidenciaba haber sufrido las mismas formas de maltrato a las que había sido sometida Luisa Fernanda, al parecer, las dos habían sido atacadas por los mismos victimarios…. 

Indignados por la situación, varios líderes y lideresas del sector decidieron que era hora de espantar el miedo, que tenían que exigir una respuesta efectiva de parte de las autoridades y de la Policía Nacional, que no podían seguir callando, que en el expediente que la barbarie había inscrito en las calles de sus barrios se registraban muchos crímenes y que prácticamente todos estaban sumidos en la impunidad. El asesinato aleve de Luisa Fernanda los hizo traer del pasado al presente a Amanda Elvira Torres, a los hermanos Jorge Alexander y Luis Andrés Rey, a Culman, a Alexander Pérez, a Adrian Murillo, a John Sneider Camacho, a Alexander Rodríguez, a John Albert Delgadillo, a Camilo Andrés, a Fernando, a “Pirry” y a todos aquellos jóvenes que antes habían caído en las calles a causa de la violencia y la mal llamada “limpieza social”. 

Conscientes del drama que estaban viviendo, los habitantes del sector decidieron atraer la esquiva atención de las autoridades y animaron a sus vecinos a salir a la calle, a pronunciarse, a hacer público su dolor, su rabia, su miedo, su reclamo. Los familiares de las víctimas, las organizaciones sociales y varios colegios de la zona decidieron sumarse a la jornada. Cientos de personas del común le abrieron un espacio a la idea en su mente y en su corazón. El resultado fue masivo y contundente. La movilización contó con la participación de unas 1.000 personas. La marcha salió del parque del barrio Juan Rey y llegó hasta el lugar exacto en el que fue encontrado el cuerpo sin vida de Luisa Fernanda.

“En estas calles, bajo el sol canicular, en estas calles de la ciudad capital he visto soltarse una multitud de pasos lentos y gestos silenciosos que, desde un luto sentidamente simbólico y diciente, atraviesan un pedazo de ciudad gritando desde su silencio, reclamando desde su silencio, convocando desde su silencio a la vida, a la dignidad de la vida cifrada en el regreso de todos los ausentes, convocando el sentido de justicia sobre todos los muertos y desaparecidos que hoy pueblan la ciudad mediante pequeñas réplicas de lápidas y consignas estampadas en sus cuerpo. Esta marcha, estos pasos, son un no rotundo a la impunidad”.

La multitud, como un solo cuerpo, se deslizó lentamente por la franja de asfalto. La gente gritaba su indignación, caminaba su dignidad, evidenciaba de diversas maneras su reclamo de justicia. Los rostros maquillados de blanco escenificaban una tristeza profunda. La gente caminaba con las lágrimas en los ojos, con la tristeza a flor de piel, con el corazón en la mano. Los conductores detenían sus vehículos y hacían sonar sus bocinas para manifestar su solidaridad con los marchantes. La mamá de Luisa Fernanda y la mamá de Diana Marcela caminaban con las fotos de sus hijas en las manos acompañadas por un sinnúmero de jóvenes que cargaban una inmensa bandera de Colombia, como si fuera en ataúd gigante… 

La marcha entró por la vía principal del barrio Juan José Rondón y el griterío de la gente hizo que él, quien había entregado su vida a la lucha por la Libertad en tiempos de Bolívar sintiera una profunda indignación al divisar el paisaje moral de la Colombia de hoy, y, con dolor de patria, se sumara a la marcha. Las banderas ondeantes daban un tinte solemne a la procesión. El viento frío del páramo penetraba los cuerpos y lo escarpado del lugar hacía que la multitud tuviera que avanzara en silencio. En el sitio en que cayó Luisa Fernanda, un cementerio simbólico recordaba a grandes y a chicos que son muchos los ausentes y allí, en el mismo sitio en que las fieras habían realizado un mes atrás su ritual de muerte, la comunidad decidió plantar un árbol para simbolizar la perseverancia y la terquedad alucinada de la vida. 

El cierre de la jornada fue impactante y contundente. Impactante porque todos y todas fueron juntando sus manos, acallando sus voces y hablando con el grito inatajable del silencio voluntario e intencionado. Contundente, porque los corazones de cientos de personas se animaron a latir al mismo tiempo; porque dicho latido retumbó en las calles de la UPZ 52 La Flora recordándole a los asesinos que su crimen no va a quedar impune; recordándole a las autoridades su obligación de ser garantes de la vida y los derechos de la gente; recordándonos a nosotros todos, que es mucho lo que aún hay por hacer y muchos los tramos que tendremos que andar, para que este tipo de crímenes no vuelva a repetirse ¡NUNCA MÁS!





Marzo-2012

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11 de marzo de 2012

Soberanía alimentaria [Video]

Video sobre la soberanía alimentaria basado en agricultura urbana en Bogotá.

"Es un primer intento que realicé para una clase a principios de este año y no lo había podido subir... Muchísimos agradecimientos a la gente que me colaboró en esto y con la que día a día luchamos por construir alternativas y opciones de vida digna... 
Poco a poco, juntxs, construiremos este sueño.
Rage. 2012"



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LINK:

7 de marzo de 2012

Manantial [Corto de animación]

Es una corta animación mexicana con una historia y gráficos bien bonitos, hecha en el 2008.


Ver:


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Link video: